La conferencia de prensa, que tuvo lugar en París, confirmó las fechas del 6 al 17 de enero de 2019, recorriendo Lima, Pisco y Arequipa, entre otras ciudades.
Si bien en un primer momento tanto Bolivia como Chile habían anunciado que no participarían, debido principalmente a motivos económicos, se especulaba que tal vez nuestro país fuera sede de una etapa aislada o del día de descanso. Sin embargo, el pago que exige ASO a los Gobiernos (de 6 a 8 millones de dólares) más los gastos operativos de escoltas e infraestructura requeridos, terminaron por alejar la posibilidad.
Esta noticia marca todo un hito en la historia del Dakar en Sudamerica, ya que luego de que la competencia se mudara a estas regiones en 2009 debido a amenazas terroristas que llevaron a suspender la edición anterior, que hasta ese momento siempre había sido en territorio africano.
El Dakar despertó fanatismo, sobre todo los primeros años, pero luego fue perdiendo convocatoria, dando lugar a otras voces que protestaban sobre el impacto ambiental provocado por los corredores y los asistentes en cada etapa. Ello contrastaba también con los beneficios que el Gobierno celebró, con unos 37 millones de ingresos declarados en la última edición 2018.
Sin embargo, eso no bastó para inclinar la balanza, y por primera vez en la historia, el Dakar se llevará a cabo en un solo país, Perú, que desde que se sumó a la competencia nunca puso en duda su voluntad de recibir el paso de motos, cuatriciclos, camionetas y camiones de las distintas naciones de sus pilotos.
Esto no solo es una mala noticia para los fanáticos del Dakar en relación al próximo verano, sino que también pone en duda el futuro mismo del recorrido en Sudamérica, ya que han aparecido con más fuerza destinos poderosos como Australia o China, que no tendrían problemas en hacer la inversión. ASO no ve con malos ojos el cambio después de tanto tiempo, así que parecería ser una cuestión ya cerrada la despedida de la competencia.